sábado, 12 de junio de 2021

LA MALDICIÓN DE LAS PELOTAS DEL DECATHLON

En una clase de primaria los niños se turnaban para ir comprando una pelota cada vez que se rompía la anterior. Un día, a un niño llamado Iván, le tocó comprar una pelota, así que decidió ir al Decathlon. Cuando ya estaba allí vio la pelota que sus amigos le pidieron, así que la compro muy feliz y se fue a su casa. Al día siguiente Iván muy emocionado llevó la pelota a su colegio y todo el mundo se alegró. Estuvieron jugando a la pelota muy feliz porque iba muy bien.

Al cabo de una semana con la pelota, de un pelotazo la pelota se empeñó, pero no le dieron mucha importancia ya que al día siguiente a primera hora de la mañana les tocaba gimnasia y el profe que estaba con ellos podía abrir la puerta que se dirigía hacia el campo que es donde estaba la pelota. Al día siguiente fueron a buscar la pelota al campo a la hora de gimnasia pero no la encontraban, se quedaron un buen rato buscándola pero no había ni rastro de la pelota, pero el profe de gimnasia les dijo que la pelota la podía tener secundaria, así que esperaron a la hora del recreo que era a las once y cuarto. Cuando tocó el timbre para ir al recreo Iván y sus amigos se dirigieron al edificio de secundaria, le preguntaron a todo el mundo pero nadie sabía nada y decidieron ir a decírselo a la directora y dijo que estaría atenta por si la veía, así que esperaron una semana.

A la semana siguiente fueron a preguntarle a la directora pero dijo que no vio ni rastro de la pelota, así que Iván decidió ir a comprar otra con la esperanza de que no le pasara lo mismo otra vez. Al día siguiente todos estaban muy felices por tener otra pelota así que se pusieron a jugar con ella todo el día. Al día siguiente a la hora del recreo cogieron la pelota y se fueron al recreo pero cinco minutos después se les empeñó esa pelota en el mismo sitio. Todos se empezaron a preocupar porque no querían que les pasara lo mismo con esa pelota. Al día siguiente a la hora de gimnasia fueron a buscarla pero no había ni rastro y el profe de gimnasia les dijo otra vez que habían sido los de secundaria, así que fueron a preguntar otra vez pero nada. Así que se lo volvieron a comentar a la directora y les dijo que estaría atenta, pero una semana después la directora tampoco vio nada y a Iván se le ocurrió ir a comprar otra pelota pero en vez de ser en el Decathlon, la iba a comprar en el Corte inglés y desde entonces no se les volvió a empeñar la pelota.


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